Scopum Coaching · Alfonso Rodríguez, Sesiones de Coaching empresarial, deportivo y crecimiento personal
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Scopum Coaching · Alfonso Rodríguez, Sesiones de Coaching empresarial, deportivo y crecimiento personal

Los deportistas llegan con gran ilusión y fuerzas renovadas a la nueva temporada. Se alinean objetivos colectivos de rendimiento, objetivos físicos, táctico-estratégicos y también se establecen los individuales. Dentro del cuerpo técnico también sucede algo parecido.

En este momento el equipo es como una esponja deseando empaparse y absorber ideas y aprendizaje. Es una hoja en blanco.

¿En qué momento son adecuados los objetivos psicológicos?

Esta idea vale para cualquier momento del año, pero cuando más la podemos exprimir es en la pre-temporada. Nuestro cerebro y músculos están recargados de energía y hemos tenido tiempo suficiente de descanso y reflexión durante las vacaciones.

De hecho, durante las vacaciones es también un buen momento para establecerse objetivos psicológicos y empezar a reflexionar sobre esta idea.

Relación de los objetivos psicológicos con el resto de objetivos

Como se suele decir “el fútbol se practica con los pies, pero se cocina en la cabeza”.

Si nos proponemos mejoras a nivel mental tendrán un efecto directo en muchos de nuestros propósitos técnicos, físicos e incluso tácticos.

De alguna forma, fortaleciendo lo mental podemos mejorar también aspectos de rendimiento más visibles en la competición. Suena algo extraño y no estamos acostumbrados, pero debemos ir habituándonos a incluir los objetivos psicológicos en los periodos de preparación.

Son fundamentales para la puesta a punto y predisposición del equipo a nivel individual y colectivo.

Para familiarizarnos con esta idea, debemos interiorizarlos como el resto de objetivos del rendimiento (técnicos, físicos y tácticos).

Por ejemplo, al igual que a principio de temporada nos proponemos mejorar el control orientado con la pierna mala o la colocación táctica en nuestra zona de influencia en el balance defensivo. También nos podemos plantear propósitos psicológicos trabajándolos con el psicólogo deportivo.

Algunos ejemplos de objetivos psicológicos

  • Mejorar la autoconfianza.
  • Controlar la excesiva auto-exigencia y las expectativas internas.
  • Gestionar mejor la “supuesta” presión externa.
  • Dominar ciertas creencias disfuncionales después de un partido.
  • Regular la tensión excesiva las horas o minutos previos a la competición.

¿Cuánto tiempo nos llevará conseguir los objetivos psicológicos?

Cuando nos proponemos pulir algo de nuestro interior y no lo conseguimos en pocos días aparece la rabia y nos frustramos. Nos sentimos incapaces y avergonzados. Nos rendimos y vuelta a la casilla de salida de nuevo.

Debemos entender, otra vez, que al igual que el resto de propósitos, los psicológicos no se alcanzan de la noche a la mañana. Lleva tiempo conseguirlos y la constancia y paciencia son necesarias. Nos llevará un tiempo su consecución.

El cerebro es otro músculo más y vamos a forzarlo hasta educarlo para lograr ponerlo al servicio del rendimiento.

Pero deberemos estar constantemente alerta una vez creamos que hemos conseguido lo que queremos. Es muy rebelde y si nos despistamos vuelve rápidamente a su posición de comodidad inicial.

¿Qué estrategia seguiremos?

Estableceremos un proceso individual con nuestro psicólogo deportivo. Juntos decidiremos:

  • Las pautas
  • El número y la frecuencia de las sesiones
  • Las técnicas a llevar a cabo
  • La forma de evaluación
  • El tipo de seguimiento
  • El progreso y su evolución.

¿Qué técnicas y herramientas vamos a utilizar?

Aquí se abre un abanico grande de posibilidades dependiendo de la situación, el tipo de deportista y el propósito que se haya propuesto.

En muchos casos, los autorregistros serán tremendamente útiles para este tipo de procesos. Nos cuesta relacionar el deporte con coger papel y “boli”, pero es muy útil y necesario ser conscientes que para utilizar las experiencias de manera objetiva es necesario registrarlas.

De lo contario, la memoria es selectiva y solo almacenará de forma sesgada lo que en cada momento considere más importante para garantizar nuestro bienestar y supervivencia.

En resumen, sin anotaciones los recuerdos están sesgados y nos dejamos información muy valiosa por el camino. Así que vamos a anotarla de una manera estructurada para utilizarla lo mejor posible en nuestro beneficio.

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